Carlota Casiraghi, la heredera del estilo de Grace Kelly

Foto portada: @carlotacasiraghi_info

Por: Paloma Herce

La princesa monegasca es una de las mujeres con más estilo en el mundo de la belleza y en el mundo de la moda

Carlota Casiraghi, no hay duda, es una de las mujeres con más estilo del star system. Hija de Carolina de Mónaco, y nieta de Grace Kelly, cada una de sus apariencias en alfombras rojas o eventos no deja indiferente a nadie. Embajadora de la maison Chanel, siempre apuesta por un estilo elegante y algo clásico, pero muy natural… Lo que hace que consiga colarse en la lista de las mejores vestidas sin ningún tipo de esfuerzo.

Foto: @carlotacasiraghi

Carlota es bella, culta, elevada. Por eso es musa de la maison Chanel, que apuesta por ella en algunas campañas. Ha sido protagonista de uno de sus últimos videos, en el que nos descubre que le gustaría ser Patti Smith o que uno de sus escritores idolatrados es Scott Fitzgerald.

 Pero, ¿cuál es uno de sus mayores atributos, además de ser una amante de la literatura? Que es una persona natural, en lo que a maquillaje y belleza se refiere. Presumida, es fácil verla con maquillajes frescos, peinados poco depurados… Suele apostar por el color solo en los labios y en las manos. Además, Carlota Casiraghi siempre luce una manicura perfecta.

 Foto: @carlotacasiraghi

Con las uñas cortas, y de forma redondeada, la hemos visto con multitud de colores sobre las alfombras rojas o en sus apariciones públicas. Desde manicuras negras o azul marino, a tonos más pastel como el coral o el rosa. O el clásico rojo. Aunque alguna vez ha jugado con alguna tonalidad más colorida y divertida, como el turquesa… Siempre a juego con su estilismo. Pocas veces la hemos visto con las uñas sin pintar, y si las ha lucido, ha apostado por tonalidades más naturales que le den protagonismo a su estilismo. Al pertenecer a una Familia Real, es consciente de que no debe jugar demasiado con maquillajes eclécticos, así que aporta su toque personalidad en las manos. No somos consciente de que a veces, una manicura, puede aportar más que mil palabras…